sábado, 14 de junio de 2008

Calles Silenciosas

Venga el viento a mis oídos,
a mi memoria, el olvido;
a mi alma, un poco de paz;
tenga mi espíritu alegría, y
¿Porqué no? Esa pizca de solaz
que tanto conforta los días
de tristeza y soledad,
y por encima de esto,
quiera el destino que pueda,
de una u otra manera,
todo esto, a mis amigos, llegar...
y a mis amigas ¡Claro está!


Hacía bastantes días que no
escribía nada. De las notas de
los exámenes aún no sé nada nuevo.
Esperaré.

Hoy, cuando salí de casa, a las
siete y poco, no había nadie más
en la calle. Sólo estábamos el
silencio y yo. Es algo inusitado y,
hasta cierto punto, sobrecogedor.
Tan llenos de ruido vivimos en las
grandes ciudades, que un poco de
calma, es capaz de perturbarnos.
En cualquier caso, una 'oreneta' me
ha sobrevolado piando ¡Qué sensación!
Por un momento he pensado que,
posiblemente, lo hagan todos los días,
que todos los días una 'oreneta' pasa
volando sobre nuestras cabezas, pero
el ruido no nos deja maravillarnos con
la simple belleza de la naturaleza.

Nada más por ahora.

Estoy un poco taciturno, supongo
que se me pasará cuando acabe exámenes
y trabajos. Ya veré.

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